"Un pelotazo guiado por La Pilarica".

Nayim (Real Zaragoza- Arsenal F.C. // Final Recopa de Europa 1994-95).

20 de Mayo de 1995, el Zaragoza se enfrentaba, en el Parque de los Príncipes de París en la final de la Recopa al ganador de la edición anterior, el Arsenal de Seaman, Parlour, e Ian Wright, un equipo altamente competitivo y que no le iba a poner las cosas fáciles a un Real Zaragoza que, en ese momento practicaba uno de los mejores juegos del continente de la mano de Victor Fernández (en la primera etapa de este en el equipo maño). Se adelantó el equipo español en el minuto 68 con un gol de Esnáider, gol que el argentino celebraría de manera efusiva, pero la alegría duró hasta el minuto 77 del partido, minuto en el cual Hartson empataba para el Arsenal. Así fue como empezó la leyenda, en una prorroga en la que el cansancio arrastrado fue protagonista, pero no más que el gol que marcó Mohammed Alí Amar, más conocido como Nayim, en el último suspiro de la prorroga.
De súbito, cuando los dos equipos agonizaban y no se presumía otro destino que el azar de los penaltis, surgió la testa alzada y la diestra de Nayim: miró un segundo y atisbó, entre la jauría y la medianoche vencida, un agujero para la inmortalidad en la misma red. Golpeó y apenas tuvo tiempo de pensar que por el cielo avanzaba una bala de fuego, el impacto ideal, la jugada que sueña quien ansía la eternidad: el gol del siglo. Un gol al límite, dramático, irrepetible, veloz como una centella
Este es, tal vez, uno de los mejores goles que jamás se han marcado en una final europea, de hecho no recuerdo gol más parecido a una canasta de Michael Jordan en el último segundo de una final de los Playoff de la NBA.