El Atlético de Madrid renace en Europa.

Los rojiblancos tendrán en Hamburgo la posibilidad de convertirse en los primeros campeones de la Liga Europa, después de una durísima eliminatoria ante el Liverpool que tuvo que decidirse en una dramática prórroga. Se esperaba una salida en tromba inglesa y los de Benítez no defraudaron. Tres córners en apenas dos minutos y una primera intervención de mérito de David de Gea eran la carta de presentación 'red'. A estas acciones hubo que añadir un gol bien anulado al central Agger. El equipo rojiblanco no se descompuso tras el chaparrón y volvió a rendir a un sobresaliente nivel defensivo, lo que permitió sacudir la presión y comenzar a tener la posesión de la pelota.

Assunçao y Raúl García fueron haciéndose con el dominio del centro del campo y el equipo lo agradeció. Gerrard y Aquilani, inédito durante la temporada, plantaron dura batalla y el encuentro se fue nivelando hasta el ecuador de la primera mitad. En ese momento, un doble susto uno por portería rompía la monotonía y recordaba que había en juego un puesto para una final europea. Kuyt remataba en boca de gol por encima del larguero y Agüero se hacía un lío cuando encaraba a Reina para marcar.

Todo hacía indicar que el empate sería el marcador en el descanso. Sin embargo, una jugada por banda derecha del ataque inglés terminaba en las botas de Aquilani. El italiano, en un complicado escorzo, remataba a las redes un tanto que igualaba el resultado de la ida. Con el dolor del golpe recién recibido, el Atlético de Madrid se iba al vestuario temeroso de una remontada en un campo mítico.
Sorprendió la reanudación. Ni el Liverpool fue a por el segundo, ni los de Quique Sánchez Flores buscaron un empate que les teletransportase a Hamburgo. Parecía como si estos dos equipos, forjados a base de épica, tuviesen la obligación moral de batirse en duelo en una prórroga para el recuerdo. Así fue y ninguno de los dos entrenadores arriesgó con los cambios hasta el tiempo añadido.

En el tiempo añadido Rafa Benítez movió ficha primero. La entrada de El Zhar y el aliento de Anfield empujaron al equipo hasta que, a los cinco minutos de la prórroga, el Atlético, en el único fallo de la noche, fallaba tirando el fuera de juego y el israelí Benayoun marcaba por debajo de De Gea. El golpe parecía definitivo para un equipo en el que Forlán y Agüero apenas habían tocado la pelota.
Quique sacó su último as de la manga. Jurado suplió a un exhausto Assunçao y el navarro Raúl García, criticado durante todo el año, se echó al equipo a la espalda. La clarividencia rojiblanca se iluminó con la entrada del gaditano y, tras un fallo de Johnson, Reyes asistía perfecto para que el matador Diego Forlán fusilase a las redes. Los 3.000 aficionados colchoneros silenciaron Anfield.
A partir de ahí, a aguantar el marcador que devuelve al equipo madrileño una grandeza continental perdida con el paso de los años a base de sinsabores y bajadas a los infiernos. La afición rojiblanca volverá a disfrutar de su equipo en una final europea por primera vez desde 1986, cuando el Dinamo de Kiev derrotó a los del Manzanares. Casi un cuarto de siglo después, es tiempo de escribir una nueva página para la historia del Vicente Calderón.