
El detalle es pequeño, pero no es menor, y se localiza en el corazón mismo del emblema. Ahí encontramos el escusón, al que se puede considerar como un escudo dentro del escudo. Descrito en términos sencillos y nada heráldicos, sería la pieza azul que contiene en su interior tres flores de lis de color amarillo. Bien, pues mientras el escudo de España (el de la bandera) representa a la Casa de Borbón en España, el escudo de la Selección (el de la camiseta) rinde homenaje a la Casa de Borbón en Francia. La diferencia, y ya la habrán advertido los aficionados a estos acertijos, radica en la orla roja (bordura lisa de gules y rojo) que distingue a los Borbones españoles (Borbón-Anjou) de sus parientes franceses. El asunto es nimio para quien guste de compartir gloria con los vecinos de Francia, pero debería ser trascendente para cualquiera que sea partidario de las cosas bien hechas.
El 10 de agosto de 2010 el citado historiador envió una carta a Ángel María Villar, presidente de la Federación, para advertirle de la incorrección en el escudo, sin que haya recibido respuesta ni se haya enmendado el error. Cuesta creer que si un toro se colara en la tricolor, o una peineta en la Union Jack, franceses e ingleses mostraran la misma pasividad. Pero ya se sabe, esto es España y este es Villar.
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