Pura garra. Puro equipo. Puro fútbol. Eso fue Uruguay durante los últimos días, y tras vencer por 3 a 0 a Paraguay se coronó Campeón de América. En un Monumental que fue celeste, en una Buenos Aires invadida por uruguayos que en los últimos días no dejaban sus banderas ni para cenar y cuando alguno arengaba alzaban el puño cada vez más victorioso, el equipo del maestro Oscar Tabárez confirmó que la mejor estrella en el fútbol es el equipo. Ni Messi ni Neymar. Ni las hábiles y cotizadas estrellas argentinas y brasileñas. Uruguay se lleva las flores en este torneo.
Los primeros 15 minutos de juego fueron pura actitud. Un absurdo penalti no cobrado por mano en el área no calmó a Uruguay que presionó y presionó y atacó al muy buen portero Villar hasta que Suárez, aquél del milagro contra Ghana, mostró que los grandes artilleros son ambidiestros: la paró con la derecha, la mandó a guardar con la zurda. Iban 12 minutos de juego.
Cuando la persiana del primer tiempo se cerraba y Paraguay respiraba, la presión le jugó otra mala pasada a los guaraníes y Diego Forlán perforó a Villar nuevamente. Forlán, elegido mejor jugador de Sudáfrica 2010, es el tercero en su familia en alzarse con la Copa América tras su abuelo y su padre, que también vistieron la celeste.
Paraguay recuperó terreno en el segundo tiempo, y Haedo, notable talentoso guaraní, puso a prueba a Muslera y el balón terminó estrellándose contra el poste superior tras un genial pase de Ortigoza. Después fue esperar para que el bicampeón del mundo sea, una vez más, rey de América. Y fue en el epílogo, cuando la resistencia de la defensa observó a Suárez en un contragolpe, y el mejor jugador de la Copa América, con la generosidad de los grandes, cedió el balón de cabeza para que Forlán cierre el partido. 3 a 0. Se trata del 15 triunfo uruguayo en el torneo continental, y logra así desempatar con la Argentina para ser en soledad, el máximo campéon de la historia de la Copa América.
Los primeros 15 minutos de juego fueron pura actitud. Un absurdo penalti no cobrado por mano en el área no calmó a Uruguay que presionó y presionó y atacó al muy buen portero Villar hasta que Suárez, aquél del milagro contra Ghana, mostró que los grandes artilleros son ambidiestros: la paró con la derecha, la mandó a guardar con la zurda. Iban 12 minutos de juego.
Cuando la persiana del primer tiempo se cerraba y Paraguay respiraba, la presión le jugó otra mala pasada a los guaraníes y Diego Forlán perforó a Villar nuevamente. Forlán, elegido mejor jugador de Sudáfrica 2010, es el tercero en su familia en alzarse con la Copa América tras su abuelo y su padre, que también vistieron la celeste.
Paraguay recuperó terreno en el segundo tiempo, y Haedo, notable talentoso guaraní, puso a prueba a Muslera y el balón terminó estrellándose contra el poste superior tras un genial pase de Ortigoza. Después fue esperar para que el bicampeón del mundo sea, una vez más, rey de América. Y fue en el epílogo, cuando la resistencia de la defensa observó a Suárez en un contragolpe, y el mejor jugador de la Copa América, con la generosidad de los grandes, cedió el balón de cabeza para que Forlán cierre el partido. 3 a 0. Se trata del 15 triunfo uruguayo en el torneo continental, y logra así desempatar con la Argentina para ser en soledad, el máximo campéon de la historia de la Copa América.
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