En Francia existe una división de las ciudades según en qué rivera este situado el barrio. El ejemplo histórico más claro es el de París donde el río Sena divide la ciudad en dos: la Rive Gauche contenía históricamente a artistas y bohemios y la Rive Droite que alojaba a la gente más acomodada. También existen otros ejemplos en Europa como son los casos de Londres con el Támesis y Budapest, ciudad dividida en dos por el río Danubio y que incluso separa a Buda de Pest.Por Juan Carlos Concha, enviado especial de Enchula el deporte a Francia.Rouen, como buena ciudad francesa tiene Rive Droite y Rive Gauche. La Droite (derecha) es el lado más pudiente de la ciudad, conteniendo tiendas de alta costura, la histórica catedral e índices delictuales muy bajos. Por otra parte la gauche (izquierda) es más pobre, más humilde. De aquí es el finalista de la copa de Francia, un equipo de medianía de tabla en tercera división que algunos han bautizado como “matagigantes”, por la bullada eliminación que sufrió el Marsella a manos de este modesto rival. US Quevilly es de orígenes humildes, con una plantilla barata y un pequeño estadio, tan pequeño que tuvieron que viajar a Caen para disputar las semifinales ante su última víctima: Rennes.El panorama no se veía bueno para los normandos cuando el Rennes se puso en ventaja en el minuto 8 por medio de Julien Feret que aprovechó un rebote en uno de los verticales para poner el uno a cero. Los de Quevilly no bajaron los brazos y lograron el empate tras mucha brega: Karim Herouat quien remató desde fuera del arco un balazo que se coló por el ángulo del arco protegido por Benoît Costil. La mayúscula sorpresa vendría en el tercer minuto de adición cuando Anthony Laup recibió un increíble pase entre líneas y definió cruzado ya cayéndose para definir la serie para los locales. Algarabía, locura total, éxtasis, muchas palabras pueden hablar de lo que se vivía en ese estadio en ese momento: US Quevilly está en la final de la copa de Francia.El desafío que queda por delante no es menor. En la final deberá enfrentar al todopoderoso Olympique de Lyon en el Stade de France, tipo de escenario al que claramente está más acostumbrado el Lyon pero que enfrenta a un equipo que no tiene nada que perder. Solo queda esperar para ver si se consuma la historia de la Cenicienta de Francia y le entrega una gran felicidad a la modesta comunidad de Quevilly que acostumbra ver más decepciones que éxitos.
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